Bolívar: Horizonte en las luchas y
esperanzas del pueblo
Por Sarita Deffitt
El
tiempo histórico se presenta como pasado, pero es un determinante del presente y
aunque el tiempo nunca deja su transitar, existen pensamientos y versos que
parecieran atemporales por su vigencia y actualidad; así es Bolívar y sus ideas
y así es la Canción Bolivariana de Alí Primera: verbo que invita, verbo que
motiva, verbo que incita a continuar lo que aún falta por hacer en Venezuela, y
en la América Meridional.
La
Canción Bolivariana se presenta como una invitación a seguir con la Doctrina
Bolivariana, ya que en el imaginario social Bolívar representa el símbolo de la
esperanza frente a las inequidades e injusticias, la letra de la canción desvela
un tiempo del pueblo venezolano que transitaba por periodos difíciles sobrevenidos
de la política neoliberal desde el Pacto de Bretton Woods relativo a las
resoluciones de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas
que dio origen al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional que además establecían
como cono monetario internacional al Dollar, lo que conllevó tal como lo revela
Jhon Perkins, en su obra “Confesiones de un Gánster Económico” al genocidio más
grave, ya que a través de profesionales generosamente pagados estafan billones
de dólares a países de todo el mundo originando los grandes endeudamientos de países
como Venezuela, donde se hizo sentir
estas medidas en la década del 80, con el estallido de la deuda externa en
1982, que conllevo a una profunda caída de la economía, deteriorando el
bienestar social, disminuyendo la calidad de vida, lo que ensanchaba la brecha
entre riqueza y pobreza aunado a políticas publicas contradictorias que
asfixiaban cada día más al pueblo venezolano; esta realidad nacional va a ser
combustión en hombres y mujeres que traicionados por el modelo de democracia
representativa y los líderes del Estado Liberal Burgués, encuentran en Bolívar
nuevamente el ideal político, el símbolo del líder en pro de su pueblo.
La
importancia de la Canción Bolivariana estriba en el propósito de incitar al
pueblo en la acción política desde la mirada de Bolívar y esta radica en la revolución,
en motivar la unión del pueblo para potenciar la fuerza transformadora, la cual
se inspira en una ofrenda al natalicio del Libertador, y a su vez en protestar
ante la traición de los que colgados de su brazo engañaron al pueblo en su
nombre, es un grito doloroso frente a la hegemonía instaurada a través de la educación
bancaria y dogmática que convertía en pasado a quien es letra viva en el
presente, pretendían dejarlo bien muerto para que el pueblo sin esperanzas
fuese una víctima sumisa frente al dominio imperial, desvela la política de fragmentación
y división para la América Meridional y como Bolívar afiebrado por la
enfermedad y la traición en Angostura, fue y ha sido traicionados no una sino
mil veces por los apátridas que venden a su madre por un quintal de oro.
Sin
embargo es importante resaltar que así como traidores, esta patria ha dado
herederos dignos del Libertador, quienes han enarbolado su bandera y guiado al
pueblo hacia las anchas alamedas de Allende, que han jineteado de nuevo, ido de
pueblo en pueblo, a las catacumbas y han hecho resurgir la Espada de Bolívar,
no sólo en Venezuela sino en América Latina, tal como lo hiciera la El
Comandante Supremo Hugo Chávez, quien en 1983, andubo juramentando aquel
MBR-200 e impulsando la revolución bolivariana. Así va cabalgando otra vez
señalando a los oligarcas, a la burguesía hija de la colonia e invitando a la
unión porque si la lucha por la libertad se dispersa, no habrá victoria en el
combate, por ello Unidad, Lucha, Batalla y Victoria son los estandartes de la revolución
bolivariana que va de la mano amiga con la Fuerza Armada Bolivariana, que para
defender la patria tiene que amarla, ser su amiga por ello ir de la mano en
unión cívico-militar.
La
claridad política está en la piedra fundacional de la patria, en Bolívar, el
que da el orgullo a un pueblo de ser venezolanos y venezolanas, es la determinación,
determinante y determinada de la praxis política, social y cultural, es el
azimut, él es el desencadenante de una historia pasada que se hace presente y avizora
en el futuro. Bolívar aún tiene mucho por hacer, no como mesías o santo para
prenderle una vela, sino como pensamiento, verbo y acción que emular, para ser
dignos hijos e hijas de su obra. Como dijera el Comandante Supremo, Bolívar ya
no es Bolívar, él es un pueblo, es fuego sagrado que corre por las venas, que
late y palpita al clamor de la patria.