sábado, 28 de enero de 2017
Los estados de excepción
El mejor momento para estudiar los estados de excepción definitivamente es ahora, cuando nuestro país está sometido al ataque más salvaje desde todo punto de vista, aunque no estamos bajo un bombardeo militar, la violencia ha escalado en nuestra sociedad de forma rápida y contundente, y a pesar que todas las circunstancias tienen un origen multifactorial he de resaltar que el origen común está en la transculturización a la que hemos sido sometidos, que ha modificado notablemente el criterio de todos los venezolanos a la hora de actuar, desde algo tan sencillo como los patrones de relación madre – hijo, “mi hijo puede hacer lo que le dé la gana” o “Mi hijo tiene todo lo que quiere” hasta asuntos como el tema de “trabajar” revendiendo cosas por internet, básicamente porque soy “Libre” y puedo hacer algo que según los patrones sociales “hace todo el mundo” o “no tiene nada de malo” pero que no pasa los mínimos exámenes de ley y de conciencia colectiva.
Para mi es importante resaltar esa percepción ya que entiendo los estados de excepción como esa herramienta jurídica a través de la cual se permite que el estado tome algunas acciones necesarias para salvaguardar el “bien Común” ¿y porque bajo un sistema de excepción? Porque las leyes se hacen partiendo de que la sociedad va a cumplirlas, y existirán los medios para procesar y sancionar a quienes no se ajusten al cumplimiento de la ley, además que puede ser relativamente sencillo vivir sin tener que dar respuesta a ninguna ley, sin respetar a vecino alguno en defensa de la libertad, y que complejo es mantener el equilibrio de la convivencia teniendo que luchar contra un enemigo sin escrúpulos que no se apega a ética alguna y no responde a ningún interés común más que el satisfacer sus necesidades individuales o incluso en momentos de conmoción satisfacer su necesidad de supervivencia.
Ante estos escenarios nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece diferentes circunstancias en las cuales se debería declarar el Estado de Excepción, con sus variaciones Nacionales, Regionales, Municipales, Parroquiales o incluso para una zona específica, de hecho hasta para actividades en las cuales se identifique que se pone en riesgo la estabilidad de la Nación. En la historia de corto plazo tenemos varios ejemplos como fue la emergencia eléctrica, y actualmente la emergencia económica, ejemplo vivo de situaciones donde fue necesario implementar medidas drásticas y de características coyunturales o temporales, y que nos han permitido superar situaciones colectivas complejas; de este tema lo más importante es el llamado a la reflexión de todos los que amamos la Patria a investigar y elevar nuestros niveles de análisis de cada situación, de forma que orientar nuestro comportamiento y nuestros discursos al apoyo que requiere Nuestra Nación en momentos de Estados de Excepción.
lunes, 23 de enero de 2017
Amenaza y Hecho Cultural
Ensayo
Amenaza y hecho
Cultural
Por: Castor Leonardo
Lucero Lutenko
Al hablar de las amenazas que tiene la República Bolivariana de
Venezuela es imprescindible mencionar aquellos aspectos que afectan la
identidad de sus ciudadanos. Una Nación sin identidad está destinada a
desaparecer. Al entender el término “amenaza”
como un hecho que tiene gran posibilidad de destruir o dañar algo. Entonces, uno
de los aspectos en los diferentes conflictos que está viviendo la humanidad, es
la agresión sobre la identidad de los diferentes pueblos inmersos en conflictos.
Hoy en día, una de las prácticas de la guerra no convencional es buscar Para someter
a los pueblos aniquilando sus memorias históricas. Es así, que se han creados
grandes industrias que apuntan a destruir todos los elementos que configuran la
identidad de una nación.
Entre esas grandes empresas las más poderosas
son las emprases de Medios de Comunicación Social, la Industria Cinematográfica
y la proliferación de sectas religiosas que provienen de otras latitudes proponiendo elementos religiosos que atentan
contra la misma identidad nacional. Existen grandes potencias como USA,
Inglaterra, Alemania, Francia, Israel etc., que utilizan diferentes medios para promover guerras psicológicas sustentadas en hechos
concretos para crear frustración, ira y divisiones en la población y así lograr
los objetivos de imponer sus voluntades desintegrando una cultura ancestral por
una nueva acorde a sus exigencias.
Una guerra frontal contra la
identidad de un Estado-Nación es mucho más conveniente que una guerra convencional
donde hay innumerables pérdidas de vida humana y materiales con un inmenso
gasto económico, que conllevan a un desgaste político y social. Un ejemplo está
en el decreto que realizara el presidente de U.S.A Obama, señalando a Venezuela
como una “AMENAZA” para Estados Unidos de Norte América, así como también todas
las estrategias psicológicas como desabastecimiento, financiamiento de focos de
violencia, vandalismo. Como también el apoyo que han dado, las diferentes
potencias, miles de migrantes venezolanos, bajo La sugestión del “Sueño
Americano” salen del país en busca de rumbos para poder realizar y satisfacer
sus sueños, evidenciando el poder de la transculturización, propiciada por las
grandes transnacionales que no tienen patria, sino dinero. Por eso, el Estado
Venezolano deber tomar con gran sentido de responsabilidad todas las amenazas
contra su acervo cultural de la Nación. Al mismo tiempo tomar consciencia del
hecho paradigmático del Socialismo Bolivariano por presentar un profundo
humanismo, también se convierte en una amenaza al sistema capitales actual y
por consecuencia se convierte en objeto de ataques por parte de los diferentes
imperios. El Estado Venezolano debe
tomar medidas en todos los ámbitos y proteger todo su acervo
histórico-cultural.
Castor Leonardo, Lucero Lutenco
CI: 7.199.784
domingo, 22 de enero de 2017
Tesis del Estado Fallido amenaza el proceso de recuperación del concepto estratégico del Estado – Nación en Venezuela
Por Gloria Mejía Ochoa
@teymejia
Para comprender la teoría del Estado Fallido es
necesario ubicarnos en el plano internacional y analizar la conducta
intervencionista de los Estados Unidos, país que desde 1823, con la doctrina Monroe,
ha intentado ejercer un poder hegemónico sobre las relaciones entre los
Estados-Nación de la América Meridional.
Así queda
demostrado, en el Congreso Anfictiónico de Panamá (1825), al cercenar el
proceso de integración autónomo iniciado por el Libertador Simón Bolívar, fragmentación
que se materializa con la instauración del panamericanismo (1889), al lograr
que los países de la región se ubicaran en la esfera de los intereses comerciales
imperiales.
Con
la llegada del presidente Hugo Chávez Frías (1999), se potenció la resistencia,
al promover la construcción del bloque antimperialista conformado por la
Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América Tratado Comercial de los
Pueblos (ALBA-TCP) (2004), PetroCaribe,
la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) (2008) y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) (2011).
Pero
las propias contradicciones existentes a lo interno del proyecto revolucionario
provocaron el posicionamiento de los enemigos internos en la Asamblea Nacional (2016),
que sumados a la reducción de la
presencia orgánica de los movimientos sociales en las calles,
contribuyen a potenciar la vulnerabilidad del Estado.
De allí que, en la actualidad, lo único
que importa a los EEUU para justificar la intervención es la falsa protección de
los Derechos Humanos como sustento de la tesis del Estado Fallido, categoría que
ha servido para justificar la violación del principio de autodeterminación de
los pueblos en otros Estados como Irak, Afganistán, Libia y Colombia con el
argumento de que han perdido su capacidad para satisfacer las demandas de las mayorías.
La Carta Democrática Interamericana de
la OEA, el Decreto de “Emergencia Nacional” y el Decreto de Obama, que cataloga a Venezuela como “amenaza extraordinaria e inusual” para
la seguridad de EEUU, también son instrumentos que utiliza la tesis del Estado Fallido para intervenir
a Venezuela.
Sin duda, la ejecución de esta tesis
amenaza la soberanía nacional y coloca en riesgo el proceso de recuperación del
concepto estratégico de Estado Nación dificultando la ejecución de las líneas de
control y protección del territorio, y de la población
Si
entendemos el poder hegemónico como el dominio del poder político, económico,
cultural y social por parte de las grandes potencias sobre los países periféricos,
al reflexionar sobre la tesis del Estado Fallido y como afecta la seguridad de
la Nación venezolana, sin duda la síntesis a la que podemos llegar no puede ser
otra que la de rechazo rotundo a este instrumento de dominación, que
justifica una eventual intervención “humanitaria” en el país.Tal como dice Luis
Brito García “La lucha por nuestra Independencia no
concluyó en Ayacucho. Guerra avisada no mata soberanía”.
Referentes:
Brito Figueroa, Federico.1973 Historia
Económica y Social de Venezuela. Vol. I. Ediciones de la Biblioteca.
Universidad Central de Venezuela. Caracas
Liévano,
Aguirre
Indalecio. 1969. Bolivarianismo y monroísmo
sábado, 21 de enero de 2017
La excepción: Un asunto de poder
La excepción: Un
asunto de poder
Por Sarita Deffitt
La
sociedad es una agrupación de individuos que buscan en conjunto la satisfacción
de las necesidades individuales que también son colectivas. Esta agregación
signada por el deseo de vida, otorga a la comunidad un poder que no es otra que
La voluntad de vivir; evidenciada en
las comunidades primigenias donde lo comunitario, lo de todos y el bienestar de
todos, era de interés general; la cual se diferencia con la voluntad de poder como dominación, que es una interpretación impuesta
desde la modernidad eurocéntrica a partir del año 1492[1].
Esta
concepción del Poder asociada a la
autoridad, al imperium de la ley y al
ejercicio del monopolio legítimo de la violencia[2], es la característica propia
del Estado moderno que históricamente representa los intereses de la clase
burguesa, que asumió el poder desde la Revolución Francesa, e impuso sus
valores de carácter universal para los iguales, donde la diferencia había que
remarcar y la divergencia suprimir, y con ello perpetuar el modelo que les
garantizaba sus intereses y hegemonía.
Dentro
de este orden impuesto, surgen movimientos sociales en lucha por negar este
sistema político y jurídico que suprime su voluntad de vivir, donde el
conflicto, la disidencia es contenida a través de los órganos de orden interno
(cuerpo armado), y de principios normativos que legitiman la acción violenta
para mantener el equilibrio y el gobierno, es así como a través del Estado de
Derecho y el principio de la legalidad, las libertades civiles otorgadas y
garantizadas podían suprimirse bajo la presunción, de estar en presencia de
dificultades interna o amenazas externas que desbordan la capacidad de las
instituciones del Estado; surge la institución legal del estado de excepción que
robustece el poder ejecutivo al transferirle autoridad civil y militar, para
mantener el control interno y defensa contra agresión extranjera[3].
La
historia republicana venezolana en materia de estados de excepción, inicia con los
poderes extraordinarios otorgados a Sebastián Francisco de Miranda en el año
1812 y la autoridad ilimitada a Simón Bolívar para el año 1819, propios y
necesarios para defender la naciente República frente a los intereses del
imperio español, del mismo modo presidentes y gobernantes han accionado los
estados de excepción y hasta abusado de esta legalidad como los ocurridos en el
punto fijismo, donde historiadores señalan alrededor de 21 decretos de suspensión
de garantías constitucionales.
Actualmente,
sobre la base de la Constitución bolivariana y el gobierno del pueblo, se
decreta nuevamente el estado de excepción bajo una concepción distinta a las
anteriores de la historia contemporánea, para volver a su origen
independentista, para proteger a la nación de atropellos, amenazas contra la
paz interna, que intentan subvertir el hilo constitucional y doblegar la voluntad popular;
identificándose con la visión de la comunidad política originaria, por la
defensa del interés general.
[1] Dussel,
E. (2010) 20 Tesis de Política. Colección Alfredo Maneiro, editorial el Perro y
la rana. Caracas-Venezuela. Pag. 25-28.
[2] Weber,
M. (1919) Política como vocación. Pag. 2
disenso.info/wp-content/uploads/2013/06/La-poltica-como-vocacion-M.-Weber.pdf. fecha 21/1/17; hora
de la búsqueda 2:00 pm
[3] Fajardo,
A. (2012) Principios de Derecho Constitucional General y Venezolano desde la
tarima del profesor. Séptima edición. Impreso en A.C. Talleres Don Bosco. Pág.
475-477.
La Resiliencia: Clave para recuperar el concepto estratégico de Estado-Nación
Por: Gloria Mejía Ochoa
Una
amplia capacidad para recuperarse del golpe a la economía venezolana ha
demostrado el gobierno del presidente Nicolás Maduro al establecer las casas de cambio en la frontera, acción que
tiene que ver con la concreción de la política de ocupación del territorio establecida
en el concepto estratégico de Estado-Nación en el artículo 4 de la Ley
Orgánica de Seguridad de la Nación,
El presente artículo
pretende aproximarse a una breve revisión analítica sobre la capacidad que poseemos para
afrontar las situaciones adversas y
para ello es necesario comprender el concepto de resiliencia que en un ejemplo
sencillo y tomando en cuenta las categorías tiempo-espacio, es irte a
vivir del centro de la ciudad donde
naciste, a 12 mil kilómetros de distancia por cuestiones de seguridad de la nación
y pese a las dificultades y obstáculos
aprender al máximo. Precisamente, la desigual distribución de la población en
el territorio venezolano constituye uno de los principales elementos que
amenazan nuestro Estado-Nación. Según los
datos aportados por el historiador Federico Brito Figueroa, en la época colonial
en Venezuela se configuró definitivamente el 80 % de la población en la zona
costero - montañosa, situación que se mantiene todavía al dejar la
banda sur y los cordones fronterizos, en estado de vulnerabilidad. No puede
haber desarrollo de las fuerzas productivas sin acumulación continuada de
fuerza de trabajo lo que implica la imposibilidad del cambio histórico. (Engels,
1975: 50-54, Marx 1982: 156-176)
Otro
ejemplo de resiliencia, es la resistencia demostrada por la mayoría de la población
al afrontar el tercer año consecutivo
de escases, desabastecimiento y el golpe a la moneda causado por actores
internos y externos que colocan en riesgo la seguridad de la Nación. La conducta
oportunista de algunos líderes y mandos intermedios en las empresas del estado,
también vulnera la estabilidad política, económica y social al punto que el propio Maduro reconoce que “…hay que cortar cabezas en las juntas
directivas de empresas ineficientes”. Es en la resistencia de las mayorías
donde encontramos el sujeto histórico revolucionario que desde mediados del
siglo XVIII asumió la lucha contra esa oligarquía apátrida venezolana que en la
actualidad representa una amenaza para la concreción de nuestro Estado Nación.
De
tal manera que la esperanza de recuperación económica pasa por imprimirle pasión
y acción al concepto Estratégico de Estado - Nación, asegurando un desarrollo
industrial socialista que contribuya a una mejor ocupación del territorio para
lograr la acumulación continuada de una fuerza de trabajo que haga posible el cambio histórico. Esto requiere
un Estado rector que participe racionalmente en los siete ámbitos de
desarrollo, al mismo tiempo que implica un aumento en la inversión para la formación
y asistencia técnica e industrialización de los factores productivos locales.
Referentes:
Alvares
Rodríguez, Victor. Claves para la Industrialización Socialista. Ministerio del
Poder Popular para la energía Eléctrica.2012
Brito
Figueroa, Federico.1973 Historia Económica y Social de Venezuela. Vol. I.
Ediciones de la Biblioteca. Universidad Central de Venezuela. Caracas.
Engels,
Federico. 1979. Dialéctica de la Naturaleza. Critica. Grupo Editorial Grijalbo.
Barcelona, Buenos Aires, México D.F.
http://www.monografias.com/
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