Por Gloria Mejía Ochoa
@teymejia
Para comprender la teoría del Estado Fallido es
necesario ubicarnos en el plano internacional y analizar la conducta
intervencionista de los Estados Unidos, país que desde 1823, con la doctrina Monroe,
ha intentado ejercer un poder hegemónico sobre las relaciones entre los
Estados-Nación de la América Meridional.
Así queda
demostrado, en el Congreso Anfictiónico de Panamá (1825), al cercenar el
proceso de integración autónomo iniciado por el Libertador Simón Bolívar, fragmentación
que se materializa con la instauración del panamericanismo (1889), al lograr
que los países de la región se ubicaran en la esfera de los intereses comerciales
imperiales.
Con
la llegada del presidente Hugo Chávez Frías (1999), se potenció la resistencia,
al promover la construcción del bloque antimperialista conformado por la
Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América Tratado Comercial de los
Pueblos (ALBA-TCP) (2004), PetroCaribe,
la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) (2008) y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) (2011).
Pero
las propias contradicciones existentes a lo interno del proyecto revolucionario
provocaron el posicionamiento de los enemigos internos en la Asamblea Nacional (2016),
que sumados a la reducción de la
presencia orgánica de los movimientos sociales en las calles,
contribuyen a potenciar la vulnerabilidad del Estado.
De allí que, en la actualidad, lo único
que importa a los EEUU para justificar la intervención es la falsa protección de
los Derechos Humanos como sustento de la tesis del Estado Fallido, categoría que
ha servido para justificar la violación del principio de autodeterminación de
los pueblos en otros Estados como Irak, Afganistán, Libia y Colombia con el
argumento de que han perdido su capacidad para satisfacer las demandas de las mayorías.
La Carta Democrática Interamericana de
la OEA, el Decreto de “Emergencia Nacional” y el Decreto de Obama, que cataloga a Venezuela como “amenaza extraordinaria e inusual” para
la seguridad de EEUU, también son instrumentos que utiliza la tesis del Estado Fallido para intervenir
a Venezuela.
Sin duda, la ejecución de esta tesis
amenaza la soberanía nacional y coloca en riesgo el proceso de recuperación del
concepto estratégico de Estado Nación dificultando la ejecución de las líneas de
control y protección del territorio, y de la población
Si
entendemos el poder hegemónico como el dominio del poder político, económico,
cultural y social por parte de las grandes potencias sobre los países periféricos,
al reflexionar sobre la tesis del Estado Fallido y como afecta la seguridad de
la Nación venezolana, sin duda la síntesis a la que podemos llegar no puede ser
otra que la de rechazo rotundo a este instrumento de dominación, que
justifica una eventual intervención “humanitaria” en el país.Tal como dice Luis
Brito García “La lucha por nuestra Independencia no
concluyó en Ayacucho. Guerra avisada no mata soberanía”.
Referentes:
Brito Figueroa, Federico.1973 Historia
Económica y Social de Venezuela. Vol. I. Ediciones de la Biblioteca.
Universidad Central de Venezuela. Caracas
Liévano,
Aguirre
Indalecio. 1969. Bolivarianismo y monroísmo
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