sábado, 21 de enero de 2017

La excepción: Un asunto de poder



La excepción: Un asunto de poder

Por Sarita Deffitt


La sociedad es una agrupación de individuos que buscan en conjunto la satisfacción de las necesidades individuales que también son colectivas. Esta agregación signada por el deseo de vida, otorga a la comunidad un poder que no es otra que La voluntad de vivir; evidenciada en las comunidades primigenias donde lo comunitario, lo de todos y el bienestar de todos, era de interés general; la cual se diferencia con la voluntad de poder como dominación, que es una interpretación impuesta desde la modernidad eurocéntrica a partir del año 1492[1].
Esta concepción del Poder asociada a la autoridad, al imperium de la ley y al ejercicio del monopolio legítimo de la violencia[2], es la característica propia del Estado moderno que históricamente representa los intereses de la clase burguesa, que asumió el poder desde la Revolución Francesa, e impuso sus valores de carácter universal para los iguales, donde la diferencia había que remarcar y la divergencia suprimir, y con ello perpetuar el modelo que les garantizaba sus intereses y hegemonía.
Dentro de este orden impuesto, surgen movimientos sociales en lucha por negar este sistema político y jurídico que suprime su voluntad de vivir, donde el conflicto, la disidencia es contenida a través de los órganos de orden interno (cuerpo armado), y de principios normativos que legitiman la acción violenta para mantener el equilibrio y el gobierno, es así como a través del Estado de Derecho y el principio de la legalidad, las libertades civiles otorgadas y garantizadas podían suprimirse bajo la presunción, de estar en presencia de dificultades interna o amenazas externas que desbordan la capacidad de las instituciones del Estado; surge la institución legal del estado de excepción que robustece el poder ejecutivo al transferirle autoridad civil y militar, para mantener el control interno y defensa contra agresión extranjera[3].
La historia republicana venezolana en materia de estados de excepción, inicia con los poderes extraordinarios otorgados a Sebastián Francisco de Miranda en el año 1812 y la autoridad ilimitada a Simón Bolívar para el año 1819, propios y necesarios para defender la naciente República frente a los intereses del imperio español, del mismo modo presidentes y gobernantes han accionado los estados de excepción y hasta abusado de esta legalidad como los ocurridos en el punto fijismo, donde historiadores señalan alrededor de 21 decretos de suspensión de garantías constitucionales.
Actualmente, sobre la base de la Constitución bolivariana y el gobierno del pueblo, se decreta nuevamente el estado de excepción bajo una concepción distinta a las anteriores de la historia contemporánea, para volver a su origen independentista, para proteger a la nación de atropellos, amenazas contra la paz interna, que intentan subvertir el hilo constitucional y doblegar la voluntad popular; identificándose con la visión de la comunidad política originaria, por la defensa del interés general.



[1] Dussel, E. (2010) 20 Tesis de Política. Colección Alfredo Maneiro, editorial el Perro y la rana. Caracas-Venezuela. Pag. 25-28.
[2] Weber, M.  (1919) Política como vocación. Pag. 2 disenso.info/wp-content/uploads/2013/06/La-poltica-como-vocacion-M.-Weber.pdf. fecha 21/1/17; hora de la búsqueda 2:00 pm
[3] Fajardo, A. (2012) Principios de Derecho Constitucional General y Venezolano desde la tarima del profesor. Séptima edición. Impreso en A.C. Talleres Don Bosco. Pág. 475-477.

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