El Comandante eterno siempre hizo referencia a recuperar “lo
humano”, y siempre me sentí identificada con ese mensaje, sin embargo nunca me
dedique a investigar de manera formal porque fue que perdimos eso humano, simplemente
dentro de mis lecturas encontraba bastante buenos ejemplos y explicaciones de
Eduardo Galeano en Patas arriba, o el libro de los abrazos, en algunos libros
recomendados por el comandante como Hitler gano la guerra, en el pensamiento
económico de Hugo Chávez de Alfredo serrano, o hasta en algunas novelas de
Elena Poniatoska una respuesta basada en circunstancias o perspectivas, sin
embargo debo confesar que nunca oriente mis reflexiones con una estructura como
la actual, indagar en las bases teóricas, filosóficas y hasta políticas de la
perdida de lo humano devela la intencionalidad del mismo ser humano de dividir
para controlar. (Aspecto que no puedo dejar de agradecer a los docentes de la
Maestría de Seguridad de la Nación)
Sin embargo ya sembrada la semilla, ¿cómo trabajar en función
de recuperar lo humano? Pues volver al origen, solo la devastación, la
destrucción que marque un nuevo comienzo podrá brindar una oportunidad de
construir relaciones humanas distintas, como Noé y su arca en las teorías
católicas, pero más allá de la viabilidad de esta destrucción se plantea el
Socialismo y con él, el término “Ética Socialista” que hace referencia a la
construcción de bienestar colectivo, de entender que para poder estar bien,
TODOS debemos estar bien, el gran reto que tenemos de construcción de ese
pensamiento de forma voluntaria y que pasa principalmente por definir que es
“estar bien”.
Desmontar los conceptos de bienestar material, abundancia y
comodidad desde perspectivas capitalistas continúa siendo el gran reto que tenemos
en frente, y que no debemos minimizar ya que la tarea es cambiar al mundo, y
cual libro de autoayuda (que particularmente detesto) “para cambiar el mundo
debemos cambiar primero nosotros” lo principal es reflexionar en si nuestra
conducta, moral, valores y virtudes están contribuyendo efectivamente desde las
trincheras más elementales de conformación de núcleo familiar, relaciones
amistad y trabajo sanas, con enfoque de bienestar colectivo, por ejemplo la
fidelidad a la pareja, la atención a las necesidades de los hijos en justas
medidas, el respeto a los padres, la solidaridad con los compañeros, la
honestidad con la realizamos nuestras labores, en fin EL AMOR con el que
respiramos esta vida terrenal.
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