Por Ernesto Wong Maestre
Durante los últimos años la Nación venezolana ha sido víctima de
amenazas y de agresiones provenientes del exterior, incrementadas en los
últimos meses, en muy estrecha coordinación con las fuerzas políticas
derechistas internas que históricamente han estado subordinadas a la voluntad
expansionista o injerencista del imperialismo yanqui. .
Respecto a Venezuela el
complejo imperial tiene tres tipos de objetivos surgidos de esos intereses
expansionistas mediante los cuales pueden extraerse las causas de mayor
significación, como se verá más adelante:
Uno.- Desprestigiar al
proceso revolucionario bolivariano en el ámbito nacional e internacional ya que
ha impactado en las conciencias y expresado en el discurso de muchas fuerzas políticas
y sociales en el mundo.
Dos.- Recuperar espacios
y recursos en Venezuela y América Latina ante la avanzada de China y Rusia en
la región y el avance soberano de sus Naciones. El imperio fortalece el papel
de sus corporaciones y las bases militares estadounidenses -donde las haya-
ubicadas en puntos geopolíticos estratégicos y desestructurando los poderes
políticos tradicionales, reemplazándolos con la narcopolítica y la parapolítica,
empleando para ello el paramilitarismo, el sicariato y explotando al máximo las
ambiciones, gustos y deseos de la oligarquía importadora pro-yanqui.
Tres.- Crear condiciones
para derrocar al Gobierno Bolivariano, en términos del debilitamiento del
sistema político (incentivando el enfrentamiento de sectores populares y
tratando de desunir al pueblo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, desprestigiando
los poderes públicos del Estado
Las contradicciones en
Venezuela se han agudizado, hasta tal punto, que esas fuerzas reaccionarias y
ultraconservadoras tienen que apelar sistemáticamente a la mentira, en la
cotidianidad y en la excepcionalidad. Falsean los datos de forma inmoral y
pública sin el mayor pudor y utilizan el chantaje o el soborno a dirigentes
políticos, gerentes o directivos de instituciones o empresas, aprovechando para
ello las tradiciones, costumbres, servicios y hábitos del viejo “estilo de vida
americano”, reproducidos y reforzados por patrones culturales hollywoodenses a
través de cientos de canales de TV por cable o internet que inundan los hogares
y conforman estructuras de comportamiento de casi todos los miembros del grupo
familiar, ajustadas a los designios de las mega corporaciones.
Las mentiras son
elaboradas y apuntaladas con las informaciones sustraídas por el monopolio del
espionaje de la NSA, USAID y CIA a través de internet para controlar las
comunicaciones, conocer datos logísticos, gustos y aspiraciones, para
llevar a cabo actos de terrorismo, como sabotajes o asesinatos selectivos de la
peor calaña. Y cuando comienzan a caer por su propio peso las mentiras
ante la comunicación efectiva del Gobierno Revolucionario, el Cibercomando
estadounidense intensifica su acción con su red de hackers y saboteadores, en
el campo de las interferencias del sonido, de las imágenes, o de las propias
conexiones comunicacionales que favorezcan el esclarecimiento de la verdad. Es
una batalla tan asimétrica entre la mentira y la verdad que cuando esta última
se abre paso todavía a algunos y algunas les parece que es mentira.
Al mismo tiempo, por la
vía de las finanzas, esas fuerzas tridimensionales, dan base, sostienen, y
provocan la inflación descomunal que acelera el acaparamiento, la especulación,
el desabastecimiento de productos de la canasta básica y con todo ello generan
ciertos estados psíquicos en los distintos segmentos sociales que induzcan a
opiniones adversas a las transformaciones sociales y a los líderes de la
Revolución.
En síntesis, es una
centrada estrategia imperial, de amenaza bélica contra Venezuela, a través de
agresiones externas e internas en tres dimensiones (la violencia, el
financiamiento y las desinformaciones) que se entrecruzan, se concatenan, se
subordinan una a otra en el tiempo y el espacio, en todos los ámbitos de la
vida, para salir exitosa (dominación total o caos destructivo controlado) ante
los niveles de aplicación de la estrategia de defensa integral que desde hace
años viene desarrollando la Revolución Bolivariana para alcanzar los altos
ideales sostenidos por el desiderátum nacional bolivariano, hoy convertido en
Ley del Plan de la Patria 2013-2019.
Consecuencias de las campañas de agresión
contra Venezuela
Cada mentira sobre la
situación real de Venezuela que lanzan los globales medios de
comunicación, es una agresión al pueblo venezolano que en su mayoría está
dedicado a impulsar las transformaciones sociales en beneficio de TODOS
Cada acción
anticonstitucional y criminal ejecutada por la red de actores subordinados al
imperialismo yanqui, que afecta la seguridad de la Nación, sea en las grandes o
pequeñas ciudades, sea en las fronteras terrestres o marítimas, sea en los
espacios ultraterrestres o diplomáticos allende los mares, está atentando
contra el bienestar de ciudadanos y ciudadanas residentes en Venezuela y por
ello contra el adecuado desarrollo de la democracia participativa y protagónica
que para su sobrevivencia deberá ser más protegida, masivamente, por el pueblo revolucionario,
el único que vela y actúa en beneficio de toda la Nación.
Cada proyecto
contrarrevolucionario, sea un nuevo Plan u Operación Cóndor, cualquier versión
de la Operación Freedom o proyecto pentagonista de “enjambres sociales”,
ejecutado en cualquier ámbito de la vida venezolana debe ser derrotado
oportuna, acertada y eficazmente por ese pueblo revolucionario renovado,
convertido en la imprescindible masa crítica de esta etapa crucial de la
Revolución Bolivariana.
En los pueblos del mundo
las consecuencias de las campañas mediáticas contra Venezuela son también
perjudiciales para las relaciones bilaterales y para la lucha de los movimientos
y partidos políticos de izquierda. A muchos de los gobiernos burgueses,
que son la mayoría del concierto de naciones, les resulta muy complejo promover
relaciones de cooperación o de amistad con Venezuela en medio de constantes
reportes de prensa o notas, editoriales, o artículos donde se trate de mostrar
una “Venezuela en caos”, “en crisis”, “violando los derechos humanos”, entre
las muchas falsedades que lanzan las oligarquías. Por su parte, algunos de los
movimientos y partidos de izquierda que mostraron su amistad a Chávez y a la
Revolución Bolivariana, ahora se cohíben o actúan con mucha discreción respecto
a Venezuela porque la opinión pública nacional sobre el Gobierno venezolano no
les favorece y les puede restar respaldo electoral.
Igualmente, los
lineamientos y medidas de boicot financiero lanzados desde la Casa Blanca para
llevar a cabo contra Venezuela encuentran ciertas bases de argumentación en las
campañas mediáticas negativas sobre la Nación. Los organismos financieros
internacionales terminan negando los créditos, ahuyentando las inversiones
extranjeras, exagerando los riesgos, etc.
Por tales razones, solo
con la organización creativa del pueblo, por el pueblo y para el pueblo junto
al liderazgo revolucionario de Maduro al frente de los hijos de Chávez, y con
los recursos disponibles y talento humano verdaderamente revolucionario y
patriota se conformará el poderío integral para vencer a la oligarquía criolla
y mundial, siempre que se logre identificar las causas, desde develar las
aparentes hasta reconstruir las verdaderas y profundas que están condicionando
la ofensiva neoconservadora y contrarrevolucionaria contra la Patria.
Indagando en las causas de la agresión externa
e interna
Entonces, ¿por qué las
oligarquías mundiales agreden a Venezuela con tanta intensidad y odio a través
de sus instrumentos paramilitares, boicots financieros y campañas mediáticas
que logran crear una realidad virtual sobre la República Bolivariana, muy
distante de la realidad concreta? ¿es solo por los intereses geopolíticos
oligarcas sobre los recursos y los espacios venezolanos? ó ¿es también por los
intereses geopolíticos de hegemonía global que están siendo afectados por el
ejemplo para los pueblos del mundo que emana del proceso de transformaciones
políticas y sociales iniciado en 1999 en el corazón de América Latina y el
Caribe, “espacio vital” en los planes hegemónicos globales?.
Sin dudas, solo se alcanzará
la victoria popular ante esas amenazas y agresiones imperiales si se acierta y
se actúa enérgica y estratégicamente sobre las causas y condiciones que
subyacen e interaccionan en el complejo mundo de la vida y en particular, en
ese mundo de intereses contradictorios antagónicos entre explotadores y
explotados, pero también entre los intereses no antagónicos entre los propios
explotadores (oligarquías mundiales con sus lacayas “nacionales”) que se baten
por monopolizar la hegemonía, es decir por las capacidades de dominación y
dirección de los procesos globales en el mundo de hoy.
Veamos los grandes componentes
causales-condicionantes donde actúan esos poderosos intereses contra Venezuela.
El componente geopolítico interno
Hay una combinación o
entrelazamiento muy estrecho entre los diversos espacios que componen el
territorio venezolano. La existencia en ellos de enormes y estratégicos
recursos no renovables, como el petróleo, los minerales para la tecnología de
avanzada de la carrera ciberespacial, y recursos hídricos, apetecidos por las
mega corporaciones, pero que cada día el Gobierno Revolucionario los colocan
más en poder del pueblo mediante estrategias mixtas de desarrollo, donde se
inserta también la pequeña y mediana empresa privada o burguesía emergente no
parasitaria, sino productiva, con tendencia a impulsar el desarrollo endógeno
mediante el uso restringido de las divisas, algo a controlar muy de cerca por
el Poder Popular organizado.
De manera que los
intereses geopolíticos imperiales, para alcanzar sus objetivos de apropiación
de los recursos estratégicos, también se orientan al componente poblacional a
vencer y conducen sus acciones, tanto sobre el pueblo revolucionario, como
sobre esos sectores de poder emergente, apoyados por el Gobierno
Revolucionario, que van avanzando y arrebatando espacios económicos (sobre todo
productivos y comerciales) a los grupos capitalistas tradicionales, antes
identificados como los Doce Apóstoles en una etapa histórica, hoy
metamorfoseados bajo el amparo de la concentración y centralización del capital
pero tratando de desestructurar el proceso social de trabajo, y surgidos de esa
oligarquía mantuana interventora en el acto de convertir la independencia
nacional en una mera formalidad con ayuda de los monopolios extranjeros (*).
Esa dualidad de objetivos sociales del imperio hace más compleja la situación,
tanto para un polo como para el otro de la contradicción, algo que debe
comprender cabalmente la totalidad del pueblo transformador. Esto es algo que
no ha perdido de vista, sino que lo tiene muy en cuenta la estrategia de los 15
Motores vinculada estrechamente a la instrumentación estratégica y campaña
comunicacional del Congreso de la Patria.
A todo ello se debe
agregar que la ubicación geográfica de Venezuela posee una alta significación
geopolítica para cualquier gran potencia interesada en extender sus áreas de
influencia en los dos continentes. Venezuela es el punto central entre
Suramérica y Norteamérica, y al mismo tiempo uno de los puntos céntricos entre
el Caribe Oriental y Centroamérica. Y todo “espacio central” es vital y
motivo para ser controlado, según los preceptos geopolíticos agresivos, desde
H.Mckinder y F.Ratzel hasta George W.Bush o Barack Obama. Además, Venezuela es
fronteriza con Colombia, donde EEUU colocó sus esperanzas, con siete bases
militares, para desde allí expandirse hacia los cuatro puntos cardinales,
pero sobre todo hacia el sur del continente. En nuestro caso, al ser un Estado
de orientación revolucionaria con una propuesta socialista en construcción, la
ubicación geográfica de Venezuela la convierte en un fuerte obstáculo a los
fines imperiales y la hace más apetecible para los llamados “halcones” del
Pentágono y los cibernéticos de la NSA.
El componente geopolítico externo
Ligado a todos esos
elementos del componente geopolítico intrínseco a la Nación, está el significado
geopolítico alcanzado por Venezuela con la política exterior liberadora y de
total respeto a los principios y normas del derecho internacional público, pero
también con las políticas de transformación social que han hecho realidad el
discurso revolucionario socialista, el cual “vuela” y se extiende a través de
las redes sociales y las páginas web por todos los movimientos sociales y
políticos en el mundo entero.
Es liberadora la
política exterior porque con los proyectos iniciados e impulsados con Hugo
Chávez, por ejemplo, Petrocaribe, los pueblos y gobiernos miembros de ese
organismo regional se liberan del yugo de las transnacionales petroleras, de la
filosofía capitalista de la competencia atroz y de las estructuras financieras
del FMI y del Banco Mundial que se aprovechan de las necesidades de los países
en esa esfera energética estratégica. Y todo se ejecuta no solo
cumpliendo con el Derecho Internacional Público y Privado, sino enriqueciéndolo
con nuevas prácticas y nuevas conceptualizaciones o doctrinas.
Es transformador el
ejemplo de Venezuela porque los pueblos y sus líderes, seguidores por años de
la gestión soberana del Comandante Supremo, comenzaron a difundir y a tratar de
aplicar las ideas bolivarianas, y con ello a ganar espacios políticos.
Para el imperialismo y
su red de mega corporaciones que durante más de diez años recogieron
informaciones, constataron evidencias de la influencia del ejemplo
revolucionario venezolano y sufrieron reveses frente a los novedosos proyectos
de la política exterior latinoamericanista de Venezuela, una década fue
suficiente para esa élite gobernante del imperio que se mantuvo con un perfil
bajo y enmascarado hacia la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez
hasta el último minuto de su vida. Con su muerte se desataron las
pasiones guerreristas y expansionistas contra Venezuela. Y ha sido Nicolás
Maduro a quien le ha correspondido enfrentar todo ese cúmulo de deseos
imperiales para eliminar el “obstáculo” o “amenaza” llamada Venezuela.
De manera que la
“amenaza” Venezuela, siendo una real esperanza para los pueblos, es un gran
reto para el imperialismo yanqui que tiene como objetivo central contrarrestar
el poderío militar, económico, financiero, tecnológico y de talento humano
ruso-chino, y para ello se ha dispuesto a derrotar el proyecto revolucionario
venezolano, aún a costa de que se radicalice aceleradamente la Revolución y sus
líderes se vean obligados a desestructurar para siempre el poderío de la
burguesía tradicional parasitaria nacida a las sombras del capital financiero y
comercial estadounidense.
(*) Consultar la
insustituible obra de Federico Brito Figueroa “Historia Económica y Social de
Venezuela” en 5 tomos editados por FACES-UCV.
@ProfeWong
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