La conformación y consolidación de
un Estado – Nación ha sido y continua siendo en la actualidad el principal
objetivo de quienes habitamos esta región, que ingenuamente algunos denominan “Venezuela”
y que otros con orgullo enaltecemos nuestra República Bolivariana de Venezuela,
este Estado – Nación amerita para su consolidación un pueblo empoderado,
necesita que sus ciudadanos desaprendan un comportamiento heredado del proceso
de colonización que busca en otras regiones, en otras culturas respuestas que
deben ser construidas en suelo propio apelando al patriotismo, venezolanidad, a fomentar una conducta que nos identifique más
allá de un “chévere” o de cualquier victoria deportiva o tristemente de “las
mujeres más bellas”. Esa búsqueda de respuestas en factores externos en un
marco histórico más reciente se refleja en la transculturización a la que fuimos
sometidos, dejando como secuela un porcentaje de la población despolitizado,
entendiendo la política como el ejercicio del poder, ese poder que tiene el
ciudadano de participar activamente en la sociedad; desde ese proceso de transculturización
surge el discurso de una parte de la población Venezolana que amenaza actualmente
y con muchísima fuerza la consolidación del proyecto bolivariano, “yo lo que
quiero es vivir cómodamente, no me importa más nada”; donde vivir cómodamente es
vivir consumiendo cosas importadas impuestas por una cultura del consumo que no
es propia del Venezolano, pero nos han convencido que si lo es (tengo que poner
arbolito porque en Venezuela siempre lo hemos puesto con adornos nuevos, tengo
que estrenar ropa porque así somos los venezolanos). Más recientemente el
fomento o culto a los personajes con historias delictivas como protagonistas,
los modos de vida reflejados en algunas expresiones musicales de moda y así muchísimos
aspectos a los que somos bombardeados por diferentes medios, siempre
encontrando el mismo discurso despolitizado de un sector “yo lo que quiero es
vivir tranquilo sin tanta inseguridad”, y escuchamos un sector que no se
pregunta o cuestiona más allá de sus necesidades (ficticias e impuestas) el
origen de los problemas o de las soluciones, un pueblo esclavizado o en
tinieblas que solo desea trabajar para consumir y cumplir con el papel que el
orden mundial le ha impuesto, esa es una de las mayores amenazas en el ámbito social,
todo el terreno que pueda ir ganando este sector dentro de nuestra sociedad desencadena
el riego más grande de todos VOLVER A PERDER LA ESPERANZA Y RESIGNARNOS A SER
ESCLAVOS DEL ORDEN MUNDIAL CAPITALISTA.
Hoy todos los Venezolanos estamos
sometidos a la guerra económica, no cualquier guerra sino una de las más duras
a las que pueblo alguno haya sido sometido, sin embargo este pueblo aun insiste
en alcanzar sus más preciado objetivo, consolidar un Estado – Nación Libre e
independiente, esto se logra gracias a que las necesidades de este pueblo
encontraron un liderazgo sólido y leal en el Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez
que acompaño a este pueblo en un proceso de dignificación y toma de conciencia,
un proceso de politización, de fortalecimiento de la identidad nacional, que
nos dio las herramientas para cuestionar las realidades que percibimos, nos enseñó
que existirían momentos duros pero que tenemos todas las herramientas para
superarlos, la más preciosa de ellas es que nos educó como Ciudadanos Bolivarianos…
Expone Simón Rodríguez: (Rosales, 2014)
“Efectivamente, se trata de
enseñar al pueblo a vivir en sociedad, en la sociedad republicana. Este es un paso fundamental para afirmar lo
poco que se ha obtenido con la guerra de independencia. El grave problema de
las repúblicas americanas consiste en la ausencia del ciudadano, pues sus costumbres
no son las adecuadas; los habitantes de Hispanoamérica han vivido siempre como
colonos, no tienen conocimiento de los negocios públicos. Antaño la
responsabilidad del Estado descansaba en la persona del Rey, hogaño todo el
sustento debe recaer sobre el pueblo. ¿Cómo puede sustentarse una república sin
ciudadanos, sin pueblo? Es imposible que hablemos de repúblicas con personas
que ignoren sus derechos y deberes sociales.”
“Así fuera tan fácil hacer
reformas en la moral como en la ortografía”
Expone Simón Bolívar en Kingston
1815: (Franceschi, 2001)
“Se nos vejaba con una conducta
que, además de privarnos de los derechos que nos correspondían, nos dejaba en
una especie de infancia permanente con respecto a las transacciones públicas.
Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra administración
interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y sus mecanismos…”
“Los americanos, en el sistema
español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro
lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuanto más,
el de simples consumidores; y aun esta parte coartada con restricciones
chocantes…”
Andrea Arteaga.
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