GESTA
INTERNACIONALISTA DEL LIBERTADOR
Examinando no sólo sus escritos, discursos y proclamas, donde
la palabra nos expresa como individuos y como colectivos, ya que los uno no
existen sin los otros, sino también su
obra, el Libertador trazó los surcos de un proyecto de unidad de la América Meridional ,
hechos
que tienen su explicación en el historicismo axiológico de Reale[1] (1979),
por cuanto la obra del Libertador fue materializada por una sucesión de
eventos, apalancados por la aplicación de valores, medios y fines a una situación
concreta y real, sintetizado en dos palabras: Independencia y Unión.
Por tanto su gesta internacional, en una naciente República,
se observa desde una perspectiva de la Teoría de Equilibrio, señalada por Aron[2]
(1985), la cual se deriva “…de la prudencia necesaria para aquellos Estados
que se preocupan de preservar su independencia y de no quedar a merced de un
estado que disponga de medios irresistibles”. Dicho de una manera más
sencilla, la preservación de un Estado pasa sea por sí o por la conformación de
bloques para acrecentar sus capacidades y de esta manera persuadir a otros
estados.
Conforme a lo anterior, para Bolívar fue una preocupación
permanente la seguridad de la América Meridional en todos los órdenes, la nueva
República no había sido formalmente reconocida siquiera por alguna nación
europea y la anarquía e intereses opuestos pendían como una espada de Damocles,
de aniquilar lo apenas alcanzado, manifestaba: “Divididos seríamos débiles,
menos respetados de enemigos y neutrales”; es así como desde la perspectiva de Seguridad de la Nación , podemos entender la
posición de su Excelencia, con lo dispuesto por Morganthau[3]
(1986),: “La
Seguridad Colectiva ”, basado en una política común
de seguridad y la conformación de sólo un ejército continental que pudiera
disuadir pretensiones de potenciales invasores.
La
asombrosa visión del Libertador, lo convierte en un mito viviente, pues no sólo
lo coloca en la vanguardia de su generación, las controversias suscitadas
siguen vigente y a pesar del transito
complejo y contradictorio, se han logrado avances para enfrentar no sólo
nuevos imperios, sino diferentes formas de dominación. Vincularnos con nuestra
historia, nos obliga a compartir y defender su pensamiento, por cuanto el magno
proyecto de la Unión
de Países se enfrenta a amenazas desproporcionadas que no terminó en Carabobo,
sino que aún persiste.
[1] Reale,
Miguel. (1979). Filosofía del
Derecho. Editorial Pirámide, Madrid,
España
[2] Aron, Raymond (1985). Paz y guerra entre Naciones. Editorial Alianza, Madrid, España
[3] Morganthau, Hans (1986). Política entre las Naciones: La lucha por el poder y la paz. Grupo Editorial Latinoamericano, Buenos
Aires, Argentina.
Exelente compñero
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